Defiendo mi espacio; es en realidad todo lo que tengo...no importa cuantas cosas logre a lo largo de la vida, no importan sin duda los méritos, los cargos, los alcances, los fracasos y los intentos con malos resultados; en realidad ese espacio es todo lo que siento como mío.
Ese "orden aleatorio" con el que mi escritorio cambia todos los días de la mano de los libros y revistas que leo es algo que me encanta. Cuartooscuro, Cortázar, Saramago, Letras Libres, Benedetti, NatGeo, Luna Córnea, Algarabía, Xavier Velasco, Caldwell y otros más me acompañan mientras trabajo, pienso, me relajo, escribo o sueño; pero sobre todo, defiendo mi espacio porque aquí están los ojos de Frida...los ojos de Frida que me ven a los míos mientras huelo, tomo y mantengo en mi boca pequeños tragos de café, preguntándome, cuestionándome, exigiendo que le cuente como estuvo mi día, aconsejándome pero sobre todo recordándome -cuando los pies se hacen pesados, cuando me cuesta dar el siguiente paso- que para que necesito mis pies... si tengo alas para volar.